Pues resulta que un verano fui con mis viejos y mi hermana a visitar las tumbas de Walter Benjamin y Antonio Machado. Lo guapo es que ese era un viaje del que mi padre llevaba hablando desde antes de que yo supiera andar, así que todo estuvo rodeado de una atmósfera de ajuste de cuentas con nosotros mismos. Y bueno, hubo conatos de pelea con franceses, discusiones con empleados de una empresa de alquiler de coches de Sants, atascos y recuerdos del Chava. Hasta vimos a Batman. Lo escribí para los compadres de Negratinta (que me cambiaron el título pero no pasa nada, porque no vamos a tomar pesaombres) y lo puedes leer si le metes un cabezazo al botón izquierdo del ratón sobre ESTO.