CIUDAD 0-3 YECLANO: En Tercera no hay arribismo

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Este es el primer texto de un diario. El hilo conductor será el Ciudad de Murcia, sus partidos en el Barnés. Se llama En el Ciudad (sí, claro, ejem, por los Jam) y el rollo es, como siempre, usar el fútbol para escribir sobre todo eso que nos pasa.

 

El tío a mi derecha vuelve a gritarle al entrenador del Yeclano que es un tipo realmente elegante y yo me río y Ángel me golpea el hombro y dice Bienvenido al Ciudad, tío, pero lo cierto es que sigo sin saber qué hago aquí. El nueve del Yeclano se planta en el lateral del área. Chuta. Al palo. Elías resopla y golpea la valla. Me cago en la puta, si es que tenemos una defensa de Preferente, dice. Yo asiento. Levanto la vista.  Me topo con el estuco marrón de los edificios de Santa María de Gracia, apenas iluminados por el cielo gris de un nueve de septiembre gris. El final del verano nunca empieza bien. Hace un mes y pico, cuando la melancolía solo entraba en mi habitación de la mano de los Go-Betweens, decidí hacerme socio del Ciudad de Murcia. Me acababan de echar del curro y necesitaba un plan de actuación. Los objetivos principales eran dos: comprobar si el periodismo –con las condiciones que impone a una persona medianamente válida pero que nunca ganará el Pulitzer- me sigue mereciendo la pena y alejar a pedrazos la palabra Oposición. Durante unos años, al menos. Jonás traza una diagonal y recibe el balón. Está solo frente al portero. El linier levanta el banderín. Nuestro nueve se lleva las manos a la calva. Rafa niega con la cabeza y sonríe: A este hay que pedirle que se peleé con todo Dios, no que encima sepa desmarcarse y marcar goles. Minuto 35. 0-0.

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