Acerca de Santini Rose

Soy periodista. A veces me meso la barba y las personas a mi alrededor creen que estoy pensando en algo muy profundo. Cuando hay personas a mi alrededor, quiero decir. Por cierto, están guapas esas presentaciones en las que uno habla de sí mismo en tercera persona, ¿sabes cómo te digo? rollo: Santini nació en la murciana aldea de Fuente Librilla allá por 1992. Hijo de maestros, demostró desde muy pequeño...ese rollo. Qué risas. Otra cosa, si sabes algo de Pedro, el pescador mellado de La Manga al que no dejan entrar en ningún bar, ponte en contacto conmigo. Le echo de menos.

CUANDO NEVABA (RELATO)

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Pues resulta que me presenté al concurso de relatos del Club Renacimiento y fui finalista. Felicidades a la ganadora y al resto de finalistas. Gente virtuosa, me consta. María y yo fuimos al acto (en la sede de Estrella Levante) y dimos buena cuenta de las viandas de jamón, patatas fritas gordas y mejillones. También había unas delicias-de-a-bocao que llevaban pescado y no estaban buenas del todo, pero me comí 12 o 13, porque el producto se veía bueno y ya me estoy hartando yo de tomate frito Freshona. Luego tuvimos que pedir un taxi para traer a Vistabella la cajica de cerveza, no vayáis a creer que no echamos el viaje. En fin, aquí os dejo el relato.

—¿Eres del Madrid?

—Sí.

—Pues pa dentro —sonríe. Tiene una muela plateada.

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Javier Arnedo: «Nuestra vida pasa por dejar de ser tan ridículos como hemos sido unos pocos años»

Después de años tocando en Danny Rose & The Harridan Robbers, de colaborar puntualmente con Lelé Terol y de convertirse en una de las plumas más afiladas y lúcidas que se pueden leer por aquí, Javier Arnedo se atreve a publicar música bajo su nombre. El resultado, negrísimo pero no exento de la esperanza –y quizá la certeza- de una luz, se llama La Grulla y es un fresco sobre lo que nos pasa. Él y su guitarra. Encarando la verdad, bajando al pozo y borrando la historia para que solo quede la emoción, como repite agachando la cabeza y golpeando la mesa mientras botan los botellines de cerveza y el plato de almendras.

¿Cuándo empezaste a tocar la guitarra?

Yo empecé tocando un enchufe antimosquitos. Tenía unas hendiduras y ahí le daba yo. Hay que ser ridículo, la virgen. Eso fue con 14 años. Yo quería tocar el bajo, pero mi madre decía que eso era muy caro y que si quería tocarlo tenía que demostrar ilusión tocando la guitarra 30 años de mi vida. Entonces cogí la guitarra de mi tío, que tenía las cuerdas a un metro del mástil. Era imposible tocar aquello.

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CIUDAD 0-3 YECLANO: En Tercera no hay arribismo

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Este es el primer texto de un diario. El hilo conductor será el Ciudad de Murcia, sus partidos en el Barnés. Se llama En el Ciudad (sí, claro, ejem, por los Jam) y el rollo es, como siempre, usar el fútbol para escribir sobre todo eso que nos pasa.

 

El tío a mi derecha vuelve a gritarle al entrenador del Yeclano que es un tipo realmente elegante y yo me río y Ángel me golpea el hombro y dice Bienvenido al Ciudad, tío, pero lo cierto es que sigo sin saber qué hago aquí. El nueve del Yeclano se planta en el lateral del área. Chuta. Al palo. Elías resopla y golpea la valla. Me cago en la puta, si es que tenemos una defensa de Preferente, dice. Yo asiento. Levanto la vista.  Me topo con el estuco marrón de los edificios de Santa María de Gracia, apenas iluminados por el cielo gris de un nueve de septiembre gris. El final del verano nunca empieza bien. Hace un mes y pico, cuando la melancolía solo entraba en mi habitación de la mano de los Go-Betweens, decidí hacerme socio del Ciudad de Murcia. Me acababan de echar del curro y necesitaba un plan de actuación. Los objetivos principales eran dos: comprobar si el periodismo –con las condiciones que impone a una persona medianamente válida pero que nunca ganará el Pulitzer- me sigue mereciendo la pena y alejar a pedrazos la palabra Oposición. Durante unos años, al menos. Jonás traza una diagonal y recibe el balón. Está solo frente al portero. El linier levanta el banderín. Nuestro nueve se lleva las manos a la calva. Rafa niega con la cabeza y sonríe: A este hay que pedirle que se peleé con todo Dios, no que encima sepa desmarcarse y marcar goles. Minuto 35. 0-0.

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Paja

 

Tiene que ser cuarentona y facha. Tetas gordas. No pasa nada si las tiene un poco caídas. Tampoco me importan las manchas en la piel. Lo único necesario es que esté buena y que yo le meta explicotes políticos y ella arquee una ceja y se ría con condescendencia y me diga que tengo mucho que aprender de la vida y que yo le conteste que apelar a la edad es la mayor mierda argumental de la Historia y que ella se haga la ofendida y me diga: ¿Sí, cariño? ¿Es la mayor mierda argumental de la Historia? ¡Ay, qué pena! ¡Resulta que es la mayor mierda argumental de la Historia! Dios, ahí ya tendría la polla como el cuello de Chilavert. Si consigo pronunciar mayor mierda argumental de la Historia, quiero decir. Ahora mismo no podría. Es una putada, tengo la frase en la cabeza pero la lengua se me mueve como una cucaracha moribunda que quisiera escapar de mi boca.

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XVI Concurso Nacional de Lanzamiento de Legón: La culpa es del demonio

El sábado fui con Dani y Tania y Paco y Franky a El Paraje.  Allí lanzamos legones, nos emborrachamos e hicimos amigos. Yo me sigo preguntando qué significa ser hombre, pero eso tampoco es nuevo. Ah, dice Dani que no me olvide de decir que huele mal que el concurso de lanzamiento de barril cerveza de El Hurtado, Archena, haya coincidido con el de legón. Diego Mulero, estamos contigo.

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El tío de la gorra al que todo el mundo mira es mi colega Paco.

Resulta que la camarera es la tía del 4×4. Llega a la mesa y nos reconoce y yo trato de explicarle la situación. Le digo que hemos llegado demasiado temprano y que… ¿Entonces un litro y cuatro vasos? No está para historias. Los cuatro asentimos al unísono y yo me pregunto en qué momento he pensado que a esta mujer le podría interesar lo más mínimo nuestra puta vida. Le pregunto a Dani si ha visto ahora los tatuajes del brazo de la tía. Niega con la cabeza. Yo me he dado cuenta hace un rato, cuando ha sacado su brazo izquierdo del 4×4 para indicarnos dónde iba a ser el concurso y ha dicho: Bueno, venga, seguidme, que os llevo yo. Entonces ha guardado su brazo tatuado y ha metido primera. Dani la ha imitado.

El concurso se va a celebrar en un bancal. Y en el bancal no había ni Dios. Eran las seis y media y teníamos nuestras tres gargantas como tres alfombras de mojama. Ha llegado una pareja de viejos. Cargaban las sillas de playa como si fueran muletas de madera. Las han colocado a la sombra de los melocotoneros y se han sentado y se han puesto a discutir sobre de dónde venía el aire. Al lado del bancal, en el camino asfaltado, había una furgoneta blanca. De sus tripas salían disparadas barras de hierro. Estaban montando el tinglado. Hemos decidido esperar a Paco, que acababa de mandarle a Dani un vídeo de su entrenamiento, y buscar un bar. En el vídeo se oía a un crío diciendo: el tito va a romper algo.

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Hace muchos años entrevisté a Él mató a un policía motorizado

Pensaba que hacía siglos de esto, y solo son cuatro (largos, turbulentos, cortos, nefastos y hermosos) años. Yo llevaba un año y medio escribiendo  en C´mon Murcia y mi colega Perico me pasó a esta gente. Me dijo que el payo parecía que se iba a dormir antes de que acabara la canción, pero que estaban guapísimos. Y lo estaban. Fue mi primera entrevista. Yo era un grumete (más grumete, quiero decir) que creía que sabía de todo -ojo a eso de afirmar categoricamente que Limbo Starr era el sello independiente más importante de por aquí- y no entendía por qué a muchos conciertos molones no van más de 20 personas. ¿Ellos? Seguramente ya fueran la mejor banda del mundo. 

 

En cuanto supe que Él mató a un policía motorizado tocaría en Murcia, le pedí a Sergio que me consiguiera una entrevista con ellos. Se podría decir que le rogué que me consiguiera una entrevista con ellos. Él llevaba casi un año gestionando pases de prensa y entrevistas para C’mon. No es un experto, pero había tratado con gente. Y echaba pestes. Tío, las promotoras grandes pasan de nosotros. Y hay mucho lameculos, me contaba. A los pocos días le pregunté si sabía algo del tema. Me contestó, casi emocionado: Me han dicho que lo que queramos. Que ok, que de puta madre. Muy majos, tío. Me han dado hasta el número del cantante.

Llegamos a la sala 12&Medio a la hora que nos habían dicho, 19:30. La puerta está cerrada. En la puerta encontramos a varios tipos con instrumentos. Luego supimos que eran La maniobra de Q, teloneros. A los 10 minutos nos abren la puerta. Entramos. Él mató a un policía motorizado están haciendo la prueba de sonido. Son casi las ocho. A las nueve empieza el concierto. Pepe, dueño de la sala, nos dice que igual no da tiempo: hay que hacer dos entrevistas y un acústico en menos de una hora. Cada dos minutos miro el reloj. Sobre el escenario, el tiempo es otro. Santiago MotorizadoPantro Puto, Niño ElefanteChatrán Chatrán y Doctora Muerte tocan sin parar. Suben, modulan, bajan. Cuando Santiago ajusta su bajo, se sienta. Niño Elefante está probando su guitarra, pero Santiago no deja de acariciar el bajo. No para en toda la prueba de sonido. Me calmo. Si no da tiempo, que le den a la entrevista. He escuchado que las pruebas de sonido son un coñazo, que son lo peor de estar en una banda. Este no parece el caso. Estos músicos disfrutan de cada sonido que sale de sus dedos. Disfrutan limpiando guitarras, bajando amplificadores, ajustando micrófonos. Termina la prueba de sonido. Bajan del escenario. El primero en saludar a todo el mundo es Gustavo Monsalvo(Niño Elefante). A todo el mundo.

Suben a la segunda planta. Pepe nos dice que van a hacer la primera entrevista y que en un rato hacen el acústico y la entrevista con nosotros. Al rato bajan. Salen a la calle. Se apoyan en su furgoneta, situada enfrente de la sala. El acústico lo grabará la gente de Audiovisuart y May, que ha venido como apoyo. Están preparando las cámaras y buscando un sitio. Monsalvo, Manuel Sánchez(Pantro Puto), Agustín Spassoff (Chatrán Chatrán), Willy Ruiz (Doctora Muerte), Lucas Rossetto (técnico de sonido) y alguien que les acompaña y que suponemos les hará de roadie y guardaespaldas, hablan de a qué hora juega River Plate, de si les dará tiempo  ver aunque sea un trozo de la segunda parte, de que en España hay un canal que da toda la liga argentina y de cómo quedó Boca anoche.

Santiago acaba de salir. Son las ocho y media. Les decimos que primero el acústico, por el tema de la luz, y después la entrevista. ¡Dale, dale! Exclaman mientras sonríen. Por momentos parece que a ellos les va más en hacer esto que a nosotros. Queda poca luz, así que cruzamos la calle y vamos a una gasolinera. En la parte trasera hay un rincón que no llega  ser íntimo, pero que tiene una farola y una pared blanca al fondo. Santiago y Agustín tocan Yoni B en acústico. Willy también ha venido. Enciende un cigarro y se da cuenta de que estamos en una gasolinera. Se esconde detrás de un poste. Después llega Manuel.

El acústico ha terminado. Son las nueve menos cuarto. Tengo poco tiempo para hacer una entrevista. Alguien dice que tienen que ducharse y cenar. Lo capto.

Pero a Santiago le da igual. Le pregunto qué tal les fue en Francia, con un público no hispanohablante, y me suelta una parrafada de un minuto. Esto promete. Cerca de Santiago, uno nota cómo las ideas le vienen a la cabeza. Sonríe y las convierte en palabras. Me cuenta que en Marsella vivieron una noche mágica: “Había unos polacos, que eran medio punk, haciendo pogo. Por otro lado había modelos francesas bailando con look Coco Chanel. Fue una mezcla rara. Son aventuras, puede pasar cualquier cosa.” Medita y a los pocos segundos dice: “Nos esperamos nada, solamente viajar, tocar…”

No esperamos nada, solamente viajar y tocar. Santiago lo dice con una sonrisa resignada. Pero la frase tiene la fuerza de un mantra budista. Uno imagina que antes de bajar de la furgoneta todos gritan: ¡No esperamos nada, solamente viajar y tocar!, ¡no esperamos nada, solamente viajar y tocar!

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RELATO: 324

La buena gente de Drugstore me ha publicado un relato. Se llama 324 y empieza con alguien prendiéndole fuego a Murcia. Si este texto formará parte de algo más grande es algo que solo sabe Stephen Malkmus, que me dijo en un sueño la primera frase del relato: A veces fantaseo con quemar esta ciudad. Pues eso, todo aquí.

El Punk De Mentira

Aquí va: un texto para Piso28 sobre el Punk De Mentira. La cosa va así:

Tío, -oigo que decís- ¿pero no se supone que el rock and roll y el garage y el punk deben ser culturas inclusivas y que lo guapo es que cada uno camele como quiera camelar, lleve la ropa que lleve y venga de donde venga? Por supuesto. Lo feo es cuando vienen los de arriba a apropiarse de una manifestación de la clase obrera y, lo peor de todo, la vacían de los elementos que les echan peste. Ahí van, mírales: Los Nastys, The Hinds, The Parrots, Las Odio y mil más que versionan a gente como Billy Childish -¿en serio? ¿Las chicas guapas de la capital molando por conocer al dios de los atascados? ¿Alguien se lo traga?- y pasan toda una tradición de historias de pringados, pajeros con granos, más feos que hablarle mal a una madre, por el periscopio de Black Lips, que al menos tienen buenas canciones.

Los Wallas y el rock and roll en Maastricht

El sábado fui a un concierto de Los Wallas y acabé escribiendo sobre colegas, saltos, cerveza y, claro, garage rock. La cosa empieza así:

Mi colega Dani siempre tiene murgas con su madre. El día que le conocí hacía un calor del copón. Se acercó al viejo Xantia de mi viejo a grandes zancadas y le contó al Merka que había discutido con su madre por unos calcetines que olían a tabaco. ¡A tabaco!, repetía, incrédulo, clamando al cielo. Dejó uno de esos ¡A tabaco! en ¡A taba…! para colocarme la mano en el hombro y decir: Coño, esto que suena es Dinosaur Jr. Tardé unos segundos en responderle porque sentí cómo me acababa de robar el corazón. Me acuerdo de esa historia ahora que estamos en la puerta de la 12&Medio y apuramos un litro de Estrella y Dani nos está contando la última con su vieja. Son las diez y media y esto está más muerto que Manuel Fraga. Dice mi colega que su madre le obligó el otro día a bajarse los pantalones para verle los muslos y que le dijo: Daniel, tú antes tenías otros muslos, ¿qué es, heroína? Es heroína o SIDA, Daniel. Cuando imita a su madre, el cabrón bizquea y aprieta el morro y pone voz aguda y cabecea, demente. Nos partimos el ojete y luego notamos cómo flota en el aire una respuesta: no es heroína ni SIDA, pero no sabemos qué es. Merka saca el móvil y dice que es la hora.

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